Me gustaría saber quién fue el primero que dijo que la
vida son cuatros días y que me explicara cómo llevaba las matemáticas, porque a
mí no me salen las cuentas; será porque soy de letras... (Siempre me ha gustado
usar esa frase, exime mis carencias en cálculo mental, no tengo ni que dar
explicaciones a nadie por el hecho de que sigo usando los deditos para calcular
el cambio que me debe la panadera).
Sea como fuere, la vida no son cuatro días. Permitidme que
me tome la licencia de repasar algunos datos:
Según The world
Factbook (y leed bien, que pone FACTbook,
no FACEbook), que es algo así como un recopilatorio de la CIA con datos fríos
y objetivos sobre distintos países (ahí va el enlace para los poco crédulos: https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/fields/2102.html),
la esperanza media de vida hasta 2012 en España era de 81,27 años; donde la
esperanza media de vida de las mujeres está algo por encima de la de los
hombres (84,47 años M vs. 78,26 H).
Teniendo en cuenta que un año son 365 días y que, yo por
ser hombre, tengo una esperanza media de vida de 78,26 años, mi vida,
aproximadamente, no serán cuatro días, serán 29.663,55 (tranquilos, he usado la
calculadora, ¡No hay dedos a contar eso!), un cálculo que no tiene en cuenta
los años bisiestos, lo que añadiría al contador de mi vida un día más cada
cuatro años; pero contar eso ya se me hace difícil hasta con calculadora.
Partiendo de esa base, no de la que me cuestan los
números, sino de la que dice que la vida promedia de un español es de casi
30.000 días, ¿Por qué empeñarse en reducirla a 4 y tener que vivir rápido y por
encima?
Hay una cita que expresa mucho mejor lo que quiero
explicar y que además me encanta. Se encuentra en un libro casi tan odiado como
querido, pero del que nadie debería poner en tela de juicio la sabiduría o las
enseñanzas que en él se hallan. Efectivamente, hablo de la Biblia,
concretamente de Eclesiastés 3: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere
debajo del cielo tiene su hora”.
Imagino que a estas alturas ya habréis captado mi
mensaje. Tengo la sensación de que con frecuencia nos empeñamos a vivirlo todo
al máximo, con gran intensidad, que está muy bien, pero el problema está cuando
vivimos como si no hubiera un mañana, porque resulta que el sol siempre acaba
saliendo, y pone luz sobre todo lo que hiciste ayer. Vivimos con celeridad, apresurados, rápidamente, sobretodo
rápidamente, antes de que se acabe… ¿Antes de que se acabe el qué?
Así lo veo yo: La vida no son cuatro días, la vida,
¡Gracias a Dios!, son muchos días en los que vamos a tener tiempo para todo. No
apreciaríamos igual los momentos de felicidad si antes no hemos tenido tiempo para
llorar un poco. No sabríamos disfrutar de los momentos de bienestar si nunca
hemos pasado dificultades. O puede ser que atravieses un mal momento, pero
debes saber que eso solo será durante una determinada fracción del total de los
días de tu vida. Ve con cuidado, no te acomodes, porque también se puede
aplicar la fórmula al revés.
No se nace aprendido, pero tienes toda una vida para
aprender. No te avances, todos los cursos de la vida son necesarios, no dejes
que la prisa te lleve a un curso para el que no estás preparado para afrontar.
Todo tiene su momento, todo tiene su tiempo.
Tengo 8.120 días de edad. Aún me quedan algunos miles de
días por vivir. No me digas que me de prisa y que viva sin profundidad, porque la vida no son cuatro días.
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