Sé que puedo aburrir si hablo de literatura. Voy a correr ese riesgo.
No es lo mismo decir:
“Mientras el momento se alargaba, se creó un silencio incomodo”
que:
“En ese
instante eterno, el silencio fue atronador”.
Cambia la cosa, ¿Eh?
Conozco a muchos que se definen como apasionados de la literatura, o que
quizás lo sean sin saberlo. Son esa clase de personas que siempre están leyendo
un libro, y que antes de acabarlo ya tienen en mente cual será el siguiente.
Esos que convierten una conversación sobre un libro en una reunión literaria
improvisada; personas con un delicado sentido para la prosa y la poesía y
que, casi siempre, gozan de gran destreza con el uso de la pluma. No puedo
evitar pensar en mi hermana al escribir estas líneas, creo que es la única
persona que conozco que es capaz de leerse 7 libros a la vez, y no, no es una
hipérbole, mi hermana tiene en su mesita de noche una torre de libros que, antes de irse a la cama, ataca sin piedad.
Mi hermana y yo siempre hemos sido polos opuestos, quizás por eso nos
queremos con locura, y quizás también, por eso de compensar, yo, por no tener, no
tengo ni mesita de noche. Bueno, quizás ahora sí exagero un poco: me gusta
leer, mucho, pero más que un apasionado
de la literatura me considero un sibarita literario, porque soy muy exquisito:
no lo leo todo, ni todo me atrae, ni todo me aporta algo, y sí, si un libro me
aburre, lo dejo a medias, sin más, sin
escrúpulos y sin remordimiento alguno.
Lo que sí me gusta son los recursos literarios. Insisto, mis conocimientos
literarios no destacan por encima de la media, ni me dedico a contar la métrica
de los poemas, o fijarme en si tienen rima asonante o consonante, básicamente porque
no leo poesía, porque no me gusta, y no me acompleja, dicen que para gustos,
colores. Soy más de prosa.
Decía que lo que sí me gusta son los recursos literarios, porque son lo
único por lo que leería poesía, porque embellecen las frases, porque dan fuerza
a las ideas plasmadas en palabras y porque mantienen tu mente en activo.
Recuerdo con mucho cariño una asignatura que cursé hace ya mucho. Era una
asignatura de muy pocos créditos en la que se te introducía a la literatura. Me
dio los conocimientos básicos como para ir por el mundo sabiendo distinguir la ironía
de la sátira; la comparación de la
metáfora o una hipérbole de un hipérbaton. Me encantaba aprender recursos
literarios nuevos, porque, al fin y al cabo, si uno tiene recursos en esta
vida, las opciones de supervivencia siempre son mayores.
“En ese instante
eterno, el silencio fue atronador”.
Bello, ¿eh? Se trata de un oxímoron y tiene la capacidad de alargar un instante
para siempre o de poner sonido a un silencio. Cosas como esta son las que hacen
que, sin ser un literato, me guste la literatura, me gusten los recursos
literarios.
Pero hace poco me vi envuelto en una situación curiosa, relacionada también
con recursos. Estaba entre un grupo de gente, no muy numeroso, y una de las
personas que allí se encontraba invocó a las mentes del resto de los
integrantes para ayudarla a encontrar un recurso. Necesitaba poner una excusa a
alguien y no se le ocurría ninguna.
- ¡Ayudadme!- dijo.
- No tiene recursos para afrontar esta situación.- pensé.
Pero sí, sí los tenía. Rápidamente encontró la solución a su problema.
Mintió. No hay duda de que hizo uso de la imaginación y la creatividad, eso no
lo niego, pero la mentira no es un recurso literario, porque no embellece, todo
lo contrario.
No se trata de un pecado capital, es lo que todos conocemos como una “mentirijilla”
y está socialmente aceptado, pero ¿no es eso en realidad un eufemismo? ¿No
sigue siendo una mentira en toda regla?
Esa situación me hizo pensar, y aquí estoy.
¿Por qué la mentira es el primer recurso que nos viene a la cabeza cuando
tenemos que salir de una situación más o menos comprometida? ¿Qué pasa con el
uso de la verdad? La verdad nos hace libres, ¿no?
Últimamente, y des de ese día, soy algo más analítico conmigo mismo. Seré
sincero y diré que en muchas ocasiones he puesto excusas, vamos, que he dicho
mentirijillas. Pero ahora soy consciente de la capacidad que tienen los
recursos que usamos para cambiar el aspecto de las cosas, o de las
consciencias.
El ser humano tiene facilidad para sentirse atraído por lo que es bello,
quizás por eso, sin ser un amante empedernido de la poesía, me gustan los
recursos literarios, porque embellecen. La mentira no lo hace. Yo he decidido optar
por la
verdad, ¿Qué recursos usas tu?
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