domingo, 21 de abril de 2013

La mentira no es un recurso literario


Sé que puedo aburrir si hablo de literatura. Voy a correr ese riesgo.

No es lo mismo decir: 
“Mientras el momento se alargaba,  se creó un silencio incomodo” 
que: 
“En ese instante eterno, el silencio fue atronador”.  

Cambia la cosa, ¿Eh?

Conozco a muchos que se definen como apasionados de la literatura, o que quizás lo sean sin saberlo. Son esa clase de personas que siempre están leyendo un libro, y que antes de acabarlo ya tienen en mente cual será el siguiente. Esos que convierten una conversación sobre un libro en una reunión literaria improvisada; personas con un delicado sentido para la prosa y la poesía y que, casi siempre, gozan de gran destreza con el uso de la pluma. No puedo evitar pensar en mi hermana al escribir estas líneas, creo que es la única persona que conozco que es capaz de leerse 7 libros a la vez, y no, no es una hipérbole, mi hermana tiene en su mesita de noche una torre de libros que, antes de irse a la cama, ataca sin piedad.

Mi hermana y yo siempre hemos sido polos opuestos, quizás por eso nos queremos con locura, y quizás también, por eso de compensar, yo, por no tener, no tengo ni mesita de noche. Bueno, quizás ahora sí exagero un poco: me gusta leer, mucho,  pero más que un apasionado de la literatura me considero un sibarita literario, porque soy muy exquisito: no lo leo todo, ni todo me atrae, ni todo me aporta algo, y sí, si un libro me aburre, lo dejo a medias,  sin más, sin escrúpulos y sin remordimiento alguno.

Lo que sí me gusta son los recursos literarios. Insisto, mis conocimientos literarios no destacan por encima de la media, ni me dedico a contar la métrica de los poemas, o fijarme en si tienen rima asonante o consonante, básicamente porque no leo poesía, porque no me gusta, y no me acompleja, dicen que para gustos, colores. Soy más de prosa.

Decía que lo que sí me gusta son los recursos literarios, porque son lo único por lo que leería poesía, porque embellecen las frases, porque dan fuerza a las ideas plasmadas en palabras y porque mantienen tu mente en activo.

Recuerdo con mucho cariño una asignatura que cursé hace ya mucho. Era una asignatura de muy pocos créditos en la que se te introducía a la literatura. Me dio los conocimientos básicos como para ir por el mundo sabiendo distinguir la ironía de la sátira;  la comparación de la metáfora o una hipérbole de un hipérbaton. Me encantaba aprender recursos literarios nuevos, porque, al fin y al cabo, si uno tiene recursos en esta vida, las opciones de supervivencia siempre son mayores.

                “En ese instante eterno, el silencio fue atronador”.

Bello, ¿eh? Se trata de un oxímoron  y tiene la capacidad de alargar un instante para siempre o de poner sonido a un silencio. Cosas como esta son las que hacen que, sin ser un literato, me guste la literatura, me gusten los recursos literarios.

Pero hace poco me vi envuelto en una situación curiosa, relacionada también con recursos. Estaba entre un grupo de gente, no muy numeroso, y una de las personas que allí se encontraba invocó a las mentes del resto de los integrantes para ayudarla a encontrar un recurso. Necesitaba poner una excusa a alguien y no se le ocurría ninguna.

- ¡Ayudadme!- dijo.
- No tiene recursos para afrontar esta situación.- pensé.

Pero sí, sí los tenía. Rápidamente encontró la solución a su problema. Mintió. No hay duda de que hizo uso de la imaginación y la creatividad, eso no lo niego, pero la mentira no es un recurso literario, porque no embellece, todo lo contrario.

No se trata de un pecado capital, es lo que todos conocemos como una “mentirijilla” y está socialmente aceptado, pero ¿no es eso en realidad un eufemismo? ¿No sigue siendo una mentira en toda regla?

Esa situación me hizo pensar, y aquí estoy.

¿Por qué la mentira es el primer recurso que nos viene a la cabeza cuando tenemos que salir de una situación más o menos comprometida? ¿Qué pasa con el uso de la verdad? La verdad nos hace libres, ¿no?

Últimamente, y des de ese día, soy algo más analítico conmigo mismo. Seré sincero y diré que en muchas ocasiones he puesto excusas, vamos, que he dicho mentirijillas. Pero ahora soy consciente de la capacidad que tienen los recursos que usamos para cambiar el aspecto de las cosas, o de las consciencias.

El ser humano tiene facilidad para sentirse atraído por lo que es bello, quizás por eso, sin ser un amante empedernido de la poesía, me gustan los recursos literarios, porque embellecen. La mentira no lo hace. Yo he decidido optar
por la verdad, ¿Qué recursos usas tu?

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